lunes, 18 de mayo de 2009

Consecuencias fisiológicas entre la unión de homosexuales masculinos

Consecuencias fisiológicas entre la unión de homosexuales masculinos
Los homosexuales masculinos han constituidos más de las tres cuartas partes de los casos de SIDA. Existen factores biológicos que están relacionados con este hecho. La sodomía principal factor favorecedor del SIDA, entre los homosexuales la sodomía o sexo anal es el acto que sustituye al sexo heterosexual.

Fisiológicamente, el recto está diseñado para la expulsión de las heces. Cuando se lleva a cabo el acto sexual anal la fuerza interna de la penetración expande el conducto anal, se produce la ruptura de tejido y como consecuencia se produce una hemorragia. A la vez, pueden ocurrir violentos espasmos de la pared del intestino como reacción a una intrusión. Tras los repetidos actos, a menudo se produce una colitis, es decir, una grave inflamación de la membrana mucosa del colon que da lugar a fiebre, dolores en el bajo abdomen y diarreas que contienen generalmente sangre o leucocitos. Entre los homosexuales son comunes además el chancro sifilítico y la ulceración de las mucosas del recto.

Debido a que la colitis y las lesiones del recto se pueden enmascarar las lesiones intestinales del Sarcoma de Kaposi, una de las formas de manifestarse el SIDA. En los pacientes que padecen Psoriasis, el trauma de la homosexualidad puede dar lugar a un brote de psoriasis en áreas no afectadas: recto, región púbica, pene y escroto. Esto se conoce como fenómeno de Kobner. Durante la actividad sexual las escamas que se han formado en las áreas inflamadas se desprenden, dejando la piel en carne viva, sangrando y expuesta a las infecciones. Si hay hemorroides, la ficción puede también dejar la superficie vulnerable.

La sangre proveniente de las lesiones de la mucosa del recto de los homosexuales fácilmente puede transmitir el virus del SIDA. Debido a los actos sexuales, el debilitamiento del esfínter anal da lugar a la incontinencia fecal y, por tanto, a la salida de heces contaminadas con sangre. Esto puede contaminar los bancos de, los cuartos de los vestuarios, los asientos de los inodoros y otros.

Modo en que la práctica sexual entre homosexuales afecta el sistema inmunológico aunque no este presente el SIDA. El acto anal debilita el sistema inmunológico de los compañeros sexuales receptores aunque no tengan SIDA, debido al daño que se produce en la pared del recto, el espermatozoide penetra en la mucosa rectal y de ahí al sistema circulatorio. Cuando esto ocurre repetidas veces, se desarrollan anticuerpos a los espermatozoides, lo que podría trastornar más todavía el sistema inmunológico. Esto sucede haya o no infección por el virus del SIDA.

Los homosexuales practican masoquismo causándose graves daños practicando sexo manual-anal o “fisting” implica la introducción de la mano, el puño y el antebrazo en el recto; este acto causa laceraciones sangrantes del intestino y ruptura del esfínter anal, igualmente los objetos mecánicos tales como: vibradores, consoladores etc., produciendo perforaciones de la pared intestinal y la entrada de heces al abdomen. En este último caso, si no se interviene quirúrgicamente de urgencia al paciente, éste fallecerá irremisiblemente.

Otra práctica “esclavo sumiso” el individuo que domina amarra y tortura con látigo, apagan cigarrillos en las partes sensitivas de su cuerpo, especialmente los genitales, causando úlceras del pene. Otra práctica común es “water sports” o”Golden showers”, durante la cual es que participa le orina en la boca o encima de su cuerpo sangrante. También se dan casos de homosexuales que practican relaciones sexuales con animales.

Enfocándolo desde el aspecto Cristiano
Al culminar Dios su obra, lo hizo con su más grande acto creador; creó al HOMBRE y a la MUJER, es decir constituyo el primer matrimonio. Gn. 2:23-25; Mt 19:5; Mr. 10: 7-8; 1 Co. 6:16 y Ef. 5-31.

Por lo tanto dentro de los valores morales sexuales, la homosexualidad es uno de los pecados sexuales condenados por la Biblia, Ro. 1:26-27; 1Co. 6:9.

Por ello apártate de toda actividad sexual ilícita pues va en contra de la voluntad de Dios; huir de toda inmoralidad sexual. 1CO. 6:18; Ef. 5:3; Col. 3:5 y Ts. 4:3.

Todo pecado sexual excluye a quien lo practique del Reino de Dios. 1Co. 6:9-10; Ga. 5:19-21; Ef. 5:3-5; Ap. 22:15.

Enfocándolo desde el aspecto Psicosocial
La separación de un padre (o la ausencia del mismo) durante el momento critico del desarrollo del niño y niña crea trastornos y desordenes psicológicos importantes (psiquiatra de conshahacken del oeste) de acuerdo a Fitzbbons plantea “La ausencia de un padre en la casa produce tristeza, ira, dificultad en la confianza y desordenes disruptivos. La ausencia de una madre es peor. La madre es la base fundamental de sentirse a salvo en las relaciones; negar a un niño o niña tener madre hiere la capacidad del niño (a) en confiar y tener fe en el mundo, que puede conducirle a la ansiedad y a desordenes de vinculo”. En Bélgica donde se han aprobado los matrimonios del mismo sexo, no se permite la adopción de niños (as).

George Rekers Neuropsiquiatra y Prof. de ciencia del comportamiento en la escuela de Medicina de la Universidad de Carolina del Sur.

“Los adultos homosexuales sufren de índices significativamente altos de desordenes psicológicos como el suicidio, la conducta desordenada y el consumo de sustancias”

Si los homosexuales logran unirse en matrimonio van exigir luego adoptar hijos y no es lo más deseable para un niño o niña por que ello los conducirá a tensiones dañinas e inestabilidad.

La carencia de modelos (normalmente presentes en un hogar con un padre y una madre) priva a los niños y niñas adoptados de las aportaciones positivas vitalmente necesarias para la adaptación de un niño-niña, indica Rekers.

Los matrimonios de un hombre y una mujer proporcionan ventajas especiales a la hora de criar a los niños y niñas, explica Rekers. Los niños y niñas ven y experimentan las capacidades y características innatas y únicas que cada sexo posee las que constituyen en un esfuerzo combinado.

Asimismo, los niños y niñas aprenden lecciones para el resto de su vida viendo a ambos padres trabajar juntos criándolos

Enfocándolo desde el aspecto Cultural
La sociedad Venezolana (que es el caso que nos ocupa) reconoce la familia como célula fundamental de la misma, constituida por padre, madre, hijos, abuelos, hermanos. El matrimonio entre un hombre y una mujer es la base más fuerte de la familia y esta es la unidad más vital de la sociedad

Enfocándolo desde el aspecto Legal.
El artículo 77 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, establece claramente que se reconoce el matrimonio entre HOMBRE y MUJER, y aún la unión así no sea matrimonial entre HOMBRE Y MUJER, por lo que es incoherente e inconstitucional que una ley reconozca y les dé los mismos derechos a la unión entre personas del mismo sexo (homosexuales).

Si bien es cierto, el artículo 21 de la Constitución establece la no discriminación por razones de sexo, es muy clara la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, cuando interpreta el artículo y establece que la no discriminación está referida al trato igualitario que debe dársele ante la ley como seres humanos, pero no como reconocimiento a la unión entre personas del mismo sexo.

Por otro lado el Código Civil Venezolano, establece en su artículo 44 “El matrimonio no puede contraerse sino entre un solo hombre y una sola mujer, la Ley no reconoce otro matrimonio contraído en Venezuela, siendo el único que producirá efectos legales, tanto respecto de las personas como de los bienes”

La Real Academia define el matrimonio como: la unión de HOMBRE y MUJER concertada mediante determinados ritos o formalidades legales. También podemos decir que el matrimonio es la unión legal de un hombre con una mujer para la procreación y perfección de la especie, el mutuo auxilio y el más adecuado cumplimiento de los fines de la vida humana.

Por lo que desde todo punto de vista legal, sería inconstitucional aprobar una ley que legalice la unión entre personas del mismo sexo, aún cuando, le quieran dar un nombre distinto al matrimonio o concubinato, estas personas no pueden adquirir los mismos derechos que adquieren un hombre y una mujer cuando se unen en matrimonio o simplemente se comprueba la unión entre ambos aunque no esté legalizada.

Los errores de la homosexualidad
Entre las diversas razones que ayudan a confirmar y fundamentar la convicción de que la conducta homosexual constituye un abuso de la sexualidad y un riesgo psicopatológico (cuando no un trastorno declarado) se encuentran, a mi parecer, los tres errores básicos que caracterizan el comportamiento homosexual.
  1. En primer lugar, la conducta homosexual es, desde el punto de vista biológico, un error estéril y adictivo. La estructura anatómica y el funcionamiento fisiológico de los aparatos genitales de hombre y mujer –testículos, pene, esperma, vagina, ovarios, óvulos, etc.- hacen biológicamente evidente su finalidad complementaria de inseminación. La interacción (que no unión) homosexual es naturalmente estéril y contraviene la disposición y fisiología de los órganos –genitales y anales- implicados. La actividad homosexual, como excitación placentera, tiende a producir un condicionamiento (habituación) homosexual de la sexualidad, que puede llegar a la adicción homosexual (homosexoadicción u homosexofilia).
  2. En segundo lugar, la conducta homosexual es un autoengaño psicológico. El “amor” homosexual es, en el mejor de los casos (en el peor, es una obsesión compulsiva), un engaño sensual-afectivo que coarta la realización personal de los “amantes”. El amor (verdadero) supone la entrega (también y sobre todo, de las apetencias incompatibles) al bien del otro... que es a la vez el propio bien... Tanto el propio bien como el bien del otro incluyen la realización personal plena (también de la masculinidad-feminidad, genitalidad-fecundidad, paternidad-maternidad) de los dos.
  3. En tercer lugar, desde el punto de vista social, el comportamiento homosexual es una consumición interpersonal (no hay posibilidad de consumar el amor, personificándolo), socialmente inoperante (su connatural incapacidad para engendrar y tener hijos no genera, obviamente, ningún parentesco ni vinculación familiar consanguínea) y gravosa (la existencia de una relación homosexual bloquea la realización sociofamiliar de los individuos y ensombrece la rehabilitación psicosexual). A todo ello hay que añadir que la “normalización” de la convivencia homosexual como si se tratara de “otra forma de familia” ejercería un efecto de reclamo y de “acogida” a ese tipo de convivencia “parasexual” y un modelamiento homosexual en personas vulnerables (personas que atraviesan fases de inmadurez, crisis de identidad, o algún trastorno mental).
Estos errores que caracterizan el comportamiento homosexual suelen justificarse, en ocasiones, con dos argumentos que contribuyen al equívoco:
  1. Por una parte se aduce un supuesto origen genético-congénito de la homosexualidad como fundamento del “derecho natural a realizarse” homosexualmente como si de “otra opción sexual normal” se tratara. Ante esto hay que advertir que la anormalidad de la conducta homosexual no depende de que ésta sea consecuencia de predisposiciones genético-congénitas o de alteraciones adquiridas, sino de su inadecuación a la naturaleza biopsicosocial de la persona y a las consecuencias indeseables que tiene para la realización saludable del individuo. En este sentido, ocurre como en la diabetes, cuyo tipo I (congénita) es tan enfermedad –si no más- que la diabetes tipo II (adquirida); o como en el síndrome de abstinencia (congénito) del recién nacido, tan grave por lo menos como el que padecerá la madre adicta (adquirido), si deja de administrarse heroína.
  2. Por otra parte se etiqueta de homofobia a aquellas personas que no aceptan como normal el comportamiento homosexual y rechazan la “integración” social de la desorientación homosexual. Ante esto, hay que aclarar que la actitud de no transigencia ante los errores del comportamiento homosexual no tiene nada que ver, en principio, con ningún temor angustioso o pavor (fobia), y sí con una actitud coherente con los criterios biopsicosociales de salud sexual; así mismo, hay que admitir que la natural egodistonía y el saludable rechazo psicosocial que provoca el comportamiento homosexual (en cuanto conducta de abuso psicosexual, riesgo adictivo homosexofílico, y situación de “trampa” afectiva para la realización personal) constituyen una sana y consecuente reacción de prevención e higiene mental hacia dichas conductas.

Ricardo Zapata (Psiquiatra)
http://pastoral.ucsc.cl/htm/pocaspalabras/homosexualidad3.htm

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